De
por qué no llega un libro de poesía a tus manos
Por
Mónica Suárez
En un país como México en el cual
la lectura, en general, ha sido reducida a su condición funcional y utilitaria
por la sociedad de consumo, las campañas para impulsar la lectura de obras
literarias parecen necesarias y urgentes, por desgracia éstas suelen ser
deficientes y cumplir la función contraria. Leer literatura es indispensable
para el desarrollo de la mente y la acción de leer, en general, no sólo debería
impulsarse para obtener pura información; sino más bien como otra vía de
conocimiento. Pues de hecho lo es, es una vía en la que por lo regular
buscamos, como humanos, el sentido de la veracidad del significado de lo
humano. Leer literatura es aprender del ser humano, de los conocimientos
adquiridos durante siglos y de sus interpretaciones; pero sobre todo de sus
posibilidades porque, como dice Daniel Pennac en su texto Como una novela: La lectura
es un acto de creación permanente.
Si la acción de leer es compleja, leer
poesía lo es aún más porque moviliza todos nuestros sentidos. Leer por placer
lleva al conocimiento, desarrolla la empatía y la imaginación, al igual que
provoca la creatividad. Por ello, proyectos editoriales como VersodestierrO no
sólo fomentan la creación de nuevas propuestas poéticas, sino que su
distribución personal es un acto eminentemente humano, cercano, provocativo y
seductor, en este sentido yo hablo más bien de
por qué llega un libro de poesía a tus
manos. Sin duda alcanzar la poesía a los ojos, los oídos y las manos de
quienes han tenido algún contacto, o poco, con ella es un acto casi heroico en
este país y en este momento histórico, pues lejos de los reflectores, del
supuesto glamour y de la mercadotecnia, VersodestierrO se ha convertido en una
patria para la poesía.
Entre las hojas de la revista y sus
colecciones, así como sus otras propuestas culturales como el Torneo de poesía y los Miércoles itinerantes de poesía, por
citar algunos, los poetas Andrés Cisneros de la Cruz y Adriana Tafoya, junto a muchos otros,
fijan el discurso poético para difundirlo, y contagian al promover nuevas, y
también, experimentadas voces poéticas que en la sociedad actual y en ciertos
sectores de la misma estarían totalmente vedadas a no ser por esta enorme
pasión que albergan los promotores culturales, sobre todo los independientes.
Según algunas encuestas, México es
un país de lectores de historietas, lo cual no es necesariamente negativo; pero
sí deficiente y la labor de seducir con la palabra, con el ritmo, con la
imaginación es descomunal entre las grandes muchedumbres del metro, de las
calles del centro histórico de la ciudad de México o de sus cafés y parques. La
poesía cantada, dicha, expulsada, recitada a gritos se convierte en un símbolo
de la libertad del ser humano y de su capacidad de experimentar la existencia
de innumerables formas.
Por todo esto VersodestierrO cumple
una función fundamental en la preparación de nuevos públicos y expresiones
culturales en esta ciudad. Además de que su trabajo ha inspirado a muchos otros
jóvenes que ahora se arriesgan también a experimentar el gesto humano de
transmitir directamente la experiencia de la poesía. Ojalá y pronto existan más
proyectos como éste y más patrias para la poesía.
Patria para la poesía. Excelente, compatriota. Saludos.
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