domingo, 1 de marzo de 2015

VerdodestierrO (una patria para la poesía)



De por qué no llega un libro de poesía a tus manos

Por Mónica Suárez

En un país como México en el cual la lectura, en general, ha sido reducida a su condición funcional y utilitaria por la sociedad de consumo, las campañas para impulsar la lectura de obras literarias parecen necesarias y urgentes, por desgracia éstas suelen ser deficientes y cumplir la función contraria. Leer literatura es indispensable para el desarrollo de la mente y la acción de leer, en general, no sólo debería impulsarse para obtener pura información; sino más bien como otra vía de conocimiento. Pues de hecho lo es, es una vía en la que por lo regular buscamos, como humanos, el sentido de la veracidad del significado de lo humano. Leer literatura es aprender del ser humano, de los conocimientos adquiridos durante siglos y de sus interpretaciones; pero sobre todo de sus posibilidades porque, como dice Daniel Pennac en su texto Como una novela: La lectura es un acto de creación permanente.
Si la acción de leer es compleja, leer poesía lo es aún más porque moviliza todos nuestros sentidos. Leer por placer lleva al conocimiento, desarrolla la empatía y la imaginación, al igual que provoca la creatividad. Por ello, proyectos editoriales como VersodestierrO no sólo fomentan la creación de nuevas propuestas poéticas, sino que su distribución personal es un acto eminentemente humano, cercano, provocativo y seductor, en este sentido yo hablo más bien de por qué llega un libro de poesía a tus manos. Sin duda alcanzar la poesía a los ojos, los oídos y las manos de quienes han tenido algún contacto, o poco, con ella es un acto casi heroico en este país y en este momento histórico, pues lejos de los reflectores, del supuesto glamour y de la mercadotecnia, VersodestierrO se ha convertido en una patria para la poesía.
Entre las hojas de la revista y sus colecciones, así como sus otras propuestas culturales como el Torneo de poesía y los Miércoles itinerantes de poesía, por citar algunos, los poetas Andrés Cisneros de la Cruz y Adriana Tafoya, junto a muchos otros, fijan el discurso poético para difundirlo, y contagian al promover nuevas, y también, experimentadas voces poéticas que en la sociedad actual y en ciertos sectores de la misma estarían totalmente vedadas a no ser por esta enorme pasión que albergan los promotores culturales, sobre todo los independientes.
Según algunas encuestas, México es un país de lectores de historietas, lo cual no es necesariamente negativo; pero sí deficiente y la labor de seducir con la palabra, con el ritmo, con la imaginación es descomunal entre las grandes muchedumbres del metro, de las calles del centro histórico de la ciudad de México o de sus cafés y parques. La poesía cantada, dicha, expulsada, recitada a gritos se convierte en un símbolo de la libertad del ser humano y de su capacidad de experimentar la existencia de innumerables formas.
Por todo esto VersodestierrO cumple una función fundamental en la preparación de nuevos públicos y expresiones culturales en esta ciudad. Además de que su trabajo ha inspirado a muchos otros jóvenes que ahora se arriesgan también a experimentar el gesto humano de transmitir directamente la experiencia de la poesía. Ojalá y pronto existan más proyectos como éste y más patrias para la poesía.